Érika, artista plástica autoexiliada en una isla volcánica, registra en una grabadora mensajes en los que relata su vida diaria y los acontecimientos recientes de su vida con la intención de reconstruir su pasado y la profunda relación que mantuvo con Alex. Ambos estuvieron involucrados durante años en experiencias estéticas y existenciales, que incluyeron trabajos en sociedad y un triángulo amoroso inusual con la joven Karen, quien fallece de cáncer.