Dinero y escritura

LITERATURA ≠ MERCADO EDITORIAL

ÉXITO EN VENTAS ≠ ÉXITO LITERARIO

VALOR LITERARIO ≠ VALOR COMERCIAL

POPULARIDAD ≠ PRESTIGIO

VIDA ≠ MANUTENCIÓN

¿Es mucho pedir tener una casa propia?

Mis prioridades son pagar el seguro médico al mes, comida, ropa, libros.

Hablar con ella es reconocerme en los reflejos que producimos, como en un juego de espejos. Entender lo que tengo de ella y llevo tiempo negando; los miedos heredados y los que me he inventado a modo de escondite.

la sensación de que siempre algo nuevo está gestándose y nos estamos quedando atrás, provoca nervio y malestar.

uando no escribo, me siento culpable. Cuando lo hago también, porque no me parece suficiente. Ocurre igual con la lectura: si no leo, siento que desaprovecho el tiempo. Pero cuando lo hago casi siempre me cuesta concentrarme; me pongo a pensar en labores domésticas o en mi incierto futuro laboral, y esto me hace sentir peor.

Cambiar de dentista fue asumir que la gente que te quiere puede hacerte daño sin darse cuenta; que debo aprender a poner límites, incluso con alguien tan cercano como mi madre.

cuerpo entendió antes que yo las amenazas de mi entorno. La compañera desaparecida, el silbido en la calle. La costumbre de pasarse al otro lado de la banqueta. Los juicios contra la gordura. La ropa holgada, los hombros caídos para ocultar los senos. La exigencia de imitar los cuerpos hegemónicos. La falta de hambre. La orden implícita de no llamar la atención. Hablar en voz baja, titubear, perder la mirada para no ver de frente.

. Lo enunciaba de vez en cuando, en momentos donde la lengua se le soltaba: «las personas feas debemos ser inteligentes».
Él ignoraba que el desprecio aprendido hacia su color de piel y sus rasgos era hereditario.

nuestro es uno de los países que menos vacaciones otorga a sus empleados. Cuando empiezas a trabajar en una empresa, está sobreentendido que el horario de entrada y salida no es tal: dependerá de lo que dispongan los superiores. Abundan los puestos que implican hacer el trabajo de dos o más personas. Le cuento esto a una amiga de otro país, que tiene un mes de vacaciones al año. Me responde alarmada: «¿Cómo es posible? Tienen que hacer algo. Sin tiempo libre, ¿a qué hora van a vivir?».