En los ensayos que integran El Tiempo, gran escultor, Marguerite Yourcenar pasa revista a algunos de los temas que le son más queridos y que su lector habitual –& tantos en todo el mundo –& reconocerá como suyos de modo inmediato: el cristianismo, la belleza, el paso del tiempo. La autora reflexiona también acerca del erotismo en la India, evoca figuras como la cruel y siniestra Condesa Bathory o Durero y sus sueños, y recuerda personalidades unidas a la propia Yourcenar por su común consagración a la belleza. Junto a ello es necesario destacar el hermosísimo Andalucía y las Hespérides que revela su amor por la España del Sur. Todo configura así una muestra más de la grandeza del pensamiento de quien supo unir a su pasión por el arte de la palabra el valor de una ejemplar actitud moral ante el hombre y su historia.