Desde tiempos del cardenal Richelieu, cuando entre las habilidades de un mosquetero se incluía el saber jugar billar, hasta las películas como The Hustler y The Colour of Money, el billar siempre ha fascinado por su combinación de juego y ciencia. Carlos Bosch demuestra con abundancia de ejemplos y mediante la resolución de problemas geométricos y algebraicos que el billar merece utilizarse como una lúdica herramienta de razonamiento. El autor toma como punto de partida el regalo de un taco de billar para esbozar la historia de este juego y explicar sus nociones básicas y los detalles de su evolución.