Con este libro, nos adentraremos en una gran aventura: la de saber puntuar, la de entender el significado de cada signo de puntuación, la de concienciar —como bien dice José Antonio Millán— que puntuar «es un arte, un reto: una necesidad. Su dificultad más grande proviene de que exige un desdoblamiento: el que puntúa debe ponerse en el lugar del que va a leer, sin abandonar el lugar del que está escribiendo. Y tener en cuenta al otro (que horas o décadas después vendrá sobre nuestro texto) siempre supone un esfuerzo…». Trataremos, pues, de que ese esfuerzo sea fructífero, y de que el uso de comas, comillas, guiones, rayas, puntos suspensivos, dos puntos, paréntesis o corchetes oriente nuestras palabras para que no se salgan un punto de la verdad. Y no se habrá alcanzado poco, porque escribir bien es un inmenso acto de amor sin condiciones que se hace visible en el equilibrio y la armonía del texto.