La ligereza

Al contrario, los niños y, en particular, las historias que se cuentan desde su perspectiva, suelen disimular una insufrible pesantez bajo el barniz de la inocencia o de la fantasía entendida como consuelo metafísico, como refugio de autenticidad ante los horrores del mundo adulto.

La ligereza se conquista en el placer por lo gratuito.

se de manos para ver como es debido. El mundo de arriba no siempre está arriba. El acto de leer se parece mucho al acto de soplar una pluma.

Hay cosas que parecen pesadísimas, pero sólo es porque las estamos mirando al revés. A veces toca parar

El amor ama al alma para engendrar placer. El arte da placer no porque imite a la vida, sino porque es capaz de traducir sus leyes secretas al lenguaje de las formas sensibles.

Por desgracia vivimos en un mundo que confunde la ligereza con la frivolidad. Y no hay nada más pesado, nada más insoportablemente pesado que la frivolidad. La frivolidad en el arte es una rama triste

La ligereza, por tanto, como seña del gran arte.

Todo gran arte trae consigo la marca de la ligereza.

Madrid es mi ciudad, la ciudad donde me convertí en adulto, donde estudié, donde aprendí a trabajar y donde me inventé una vida como escritor

soplo de lo leve sólo surte efecto si logra transportar lo humano a lo divino,