La ligereza

La ligereza es, pues, una encarnación de lo posible

No todo lo ligero es transparente. La ligereza es también opaca. Ambigua. Deja ver a través y al mismo tiempo refleja a quien mira. Enturbia la percepción en la experiencia de lo superficial. Nada es claro. Pero la falta de claridad tampoco es necesariamente pesada. Es sólo un estado, el más habitual, de hecho, en el camino de los perplejos

el diablo es el Mal porque es la Ley inflexible

¿Por qué nos parece tan insoportable que en el fondo de todas las cosas haya un hueco, una ausencia radical de propósito o función, una burbuja?

Hay cosas que parecen pesadísimas, pero sólo es porque las estamos mirando al revés.

El arte da placer no porque imite a la vida, sino porque es capaz de traducir sus leyes secretas al lenguaje de las formas sensibles. Y la vida es ligera, fugaz, esquiva, grácil, vulnerable y resistente de un modo mágico

la política en el arte se manifiesta siempre como un misterio

En nuestros tiempos casi nada de lo que se considera militante es capaz de flotar. Y la cursilería todavía menos, porque lo cursi es, por definición, frívolo

Esto último es lo que le sucede a buena parte de la literatura feminista, queer, ecologista o antirracista que se escribe hoy. Exponer una doctrina de moda bajo las fórmulas muertas de la modernidad no es hacer política, mucho menos arte

El arte que, en nombre del arte, se esfuerza por apartarse de toda discursividad política acaba sucumbiendo al peso de una prohibición. Y nada más pesado que las prohibiciones: mejor no hablar de política, así no echamos a perder la obra ni le aguamos la fiesta a nadie