«En el papel, escribo de izquierda a derecha. De occidente a oriente. Cada oración que escribo es un intento por ir a mi lugar; al lugar donde comienza el día. Cada tarea con la que ocupo el espacio es una manera de decir que estoy aquí y que ya no estoy aquí; que estoy yendo incansablemente hacia allá, de donde vengo. Es una manera de interpretar la expulsión, el tiempo».
Las historias de Somos luces abismales componen un todo brillante y conmovedor por los temas que encaran, por sus problemas, por las bellísimas simetrías que proponen. Carolina Sanín escribe en un idioma singular que es el suyo y el de Colombia, y lo vuelve familiar para nosotros. Porque «Escribir en español americano», dice, “es estar perdido y pedir redobladamente un lugar donde se pueda hablar”.