Ciertamente somos espíritu, pero nada de puro: realizamos actividades vegetales como alimentarnos, y una serie de actividades animales. No de cualquier manera, sino que humanizamos también esas actividades —por ejemplo, con el arte culinario humanizamos la actividad vegetal de nutrirnos——; y lo que eso quiere decir es muy simple: que nuestra vida espiritual y corporal están totalmente entretejidas. Somos, pues, naturaleza