Los analistas, en el contexto del «derecho igualitario» podemos hacer valer la diferencia ofreciendo a los pacientes algunos encuentros en los que perder un goce y ganar saber, un saber-hacer. Para ello vale matizar el «para todos», de este igualitarismo garantista, con un «para todos, los que quieran». De esta forma puede llegar a restituirse, en la clínica en contextos de salud pública, la condición del sujeto que puede llegar a ser rechazada cuando los ideales de igualdad se traducen en garantías, guías clínicas, protocolos y algoritmos reduciendo el malestar clínico a una condición biomédica. La posición del analista reclama el consentimiento y la responsabilidad en la elección de goce del sujeto que subyace a todo «para todos».