No obstante, este cambio de paradigma no fue fácil para ninguno de los actores. La concepción de valores relacionados con los derechos humanos cambió y aseguró la autodeterminación de los pacientes. Sin embargo, la vida en sociedad no cuenta con las condiciones controladas de un hospital psiquiátrico. Esto condujo a que los enfermos exacerbaran sus síntomas y presentaran problemas legales por una enfermedad mental no tratada debidamente. Otro aspecto negativo fue la discriminación social, la cual indujo a la soledad y el estigma potencializadores de las patologías.