Aristófanes, el más célebre comediógrafo griego, trata en sus piezas las cuestiones intelectuales y políticas de mayor carga polémica en su tiempo.
El ateniense Aristófanes (444–385 a.C.) es el más célebre de los comediógrafos griegos, y fue ampliamente imitado en el periodo romano y después. Vivió la gloria y la decadencia de Atenas, en la época de Pericles y la guerra del Peloponeso. Es el principal exponente de la Comedia Antigua.
Sus comedias de Aristófanes ponen de manifiesto el intenso debate que animó la Atenas de su tiempo, y que se manifestó en todos los ámbitos: la política, la filosofía, la literatura… Aristófanes se revela como un tradicionalista en pensamiento y religión (defiende la validez de los mitos antiguos), lo que le llevó a oponerse al movimiento ilustrado de su tiempo, y en especial a Sócrates y Eurípides. Sus críticas a la democracia pueden deberse o bien a su animadversión contra este sistema o bien a una elevada consideración del mismo, defraudada ante su gradual decadencia. También se pronuncia en materia educativa, y hace sentir sus opiniones acerca de la educación de los jóvenes. En conjunto, sus comedias son un fiel y útil reflejo de la sociedad ateniense de su tiempo, y se ocupan de cuestiones como la organización financiera, el ejército y el sistema judicial.
Se conservan once de sus comedias, de la cuarentena que se le atribuía en época alejandrina, de las que en este primer volumen figuran las iniciales Los acarnienseses (alegato en favor de la paz escrito en el sexto año de la guerra del Peloponeso, pronunciado por un campesino que ha tenido que refugiarse en Atenas y que muestra su malestar en la vida urbana y pesar por la destrucción de sus campos) y Los caballeros (ataque frontal contra el demagogo Cleón y, de paso, una divertida sátira de la democracia en la que aparecen muchos personajes públicos).