El abogado Martin Gregory y su esposa Pat reciben en Londres la inesperada visita de Charles Cassidy, el padre de ella, con quien habían perdido todo contacto tras dejar Australia para casarse sin su consentimiento. Cassidy, importante políticio y despiadado hombre de negocios, confiesa a Martin que padece una grave enfermedad y le pide que sea su albacea testamentario. Su yerno y antiguo ayudante se ve moralmente obligado a aceptar aunque sospecha que se trata de un encargo envenenado. Ni se imagina hasta qué punto.