La prevalencia de las cardiopatías congénitas es alrededor de 9 de cada 1000 neonatos en todo el mundo y varía significativamente dependiendo de la región geográfica. La detección prenatal y el consejo genético temprano han disminuido la prevalencia de las cardiopatías congénitas graves en países desarrollados, donde se realiza de forma rutinaria un cribado fetal y existe la posibilidad de terminar el embarazo, pero también brindan la oportunidad de atender oportunamente al recién nacido con patología cardíaca. Avances en tratamientos médicos y, sobre todo, quirúrgicos e intervencionistas han hecho posible que más del 90% de los neonatos con cardiopatías congénitas sobrevivan en la edad adulta; por lo tanto, la población adulta con esta patología ha crecido significativamente y ha superado el número de niños con cardiopatías congénitas. A esto se suma la cardiopatía adquirida durante la infancia, bien sea por patología propia del corazón o como consecuencia de otras enfermedades sistémicas, que en su mayoría deja secuelas que requieren de un seguimiento cardiológico en las diferentes etapas de la vida.