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Federico Lorenz

La balada de Jimmy Cross

Con ritmo de western, esta adictiva novela transcurre en la Patagonia de comienzos de XX, en la que marinos, cazadores de ballenas y soldados viven al margen de la ley.

Jimmy Cross nace a fines del siglo XIX en unas islas del Atlántico Sur que él llama Falklands y los argentinos, Malvinas. Durante su infancia conoce las formas en que la naturaleza y la violencia marcan la vida de las personas. En 1914, cuando llega la guerra, Cross marcha a combatir movido por su sentido del deber, sin imaginar de qué manera oscura la muerte atravesará su vida. De regreso a las islas, todo lo vivido antes y después de la guerra, todo lo que lo hizo ser Cross, se verá puesto a prueba durante las huelgas obreras de 1921 en la Patagonia argentina.

Novela de aventuras que transcurre entre marinos, loberos, ovejeros y soldados durante el cambio de siglo, es también un texto que nos interpela: ¿qué nos ata a las personas y a los lugares? ¿Cuáles son las deudas que no debemos dejar de pagar, cuáles las que no podremos pagar nunca?
158 printed pages
Copyright owner
Bookwire
Original publication
2023
Publication year
2023
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Impressions

  • Florencia E.shared an impressionlast year
    👍Worth reading

    Una gran novela de aventuras. Ágil y poética a la vez

Quotes

  • Natalia Dyzenhauzhas quoted2 months ago
    nunca incursionó tierra adentro. Sabía que si establecía lazos de trabajo más firmes con los ovejeros, quedaría atrapado. Prefería las contingencias de alternar distintos oficios a la seguridad de lo que consideraba una servidumbre. Cross hizo muchas expediciones a la Costa en el Félix, una goleta lobera: eran temporadas largas para cazar lobos marinos, que todavía crecían por millares en las roquerías de Santa Cruz. Alguna vez se atrevieron a llegar mucho más al norte, hasta el Río Negro. En esos viajes conoció a Banjo George, un marino legendario de los canales fueguinos y en las islas, muy habilidoso y que conocía los mejores lugares de la Costa. Se asociaron y compraron un cúter con el que empezaron a hacer sus propias salidas de caza. Embarcaban cinco o seis tripulantes (por lo general isleños sin trabajo, o marinos a la espera de algún barco mayor) y partían rumbo a la Costa. Regresaban semanas después con cueros de lobo que después podían vender a mejor precio en Stanley o en Punta Arenas. También contrabandeaban licor y herramientas.
    Diez años después de llegar con el Jhelum, Abram ya se sentía en su casa. En los viajes había construido su principal herramienta: una carta náutica mental de la Costa, de sus puntos importantes, de los rostros que le permitirían hacer su pequeño negocio, de aquellos personajes que era preferible
  • Florencia E.has quotedlast year
    Pero nadie le creyó mucho al salesiano Migone, porque se sabía que estaba a favor de los argentinos que reclamaban las Falklands, y entonces también seguramente apoyaba al káiser
  • Florencia E.has quotedlast year
    flota inglesa dejó de carbonear y salió como una jauría de perros de caza a buscar a los alemanes. El Canopus comenzó a disparar protegido por las alturas de Stanley. Volaron los vidrios de varias ventanas y el pueblo se llenó de humo y olor a pólvora. La tierra temblaba mientras las andanadas pasaban sobre las cabezas de los pobladores, que se tomaron el espectáculo de la batalla como la posibilidad de un pícnic. Se pasaron toda la tarde repartidos entre las rocas del Sapper Hill y el Tumbledown. La gente iba y venía en carro o

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