–Bueno –corto–, ya que parece tan seguro de haberlo registrado todo, acláreme una duda, ¿le he hablado ya del cuarto de atrás?
–No, supongo que sería un cuarto de su casa y que estaría en la parte de atrás, como su propio nombre indica.
–Sí. Mi casa de Salamanca tenía dos pasillos paralelos, el de delante y el de atrás, que se comunicaban por otro pequeñito y oscuro, en ése no había cuartos, lo llamábamos el trazo de la hache.