En 'Mientras Agonizo', Faulkner relata la odisea de la familia Bundren. A través de diálogos interiores nos introduce en las mentes de esta familia, que construye un ataúd para llevar el cuerpo de su moribunda madre (Addie) desde su casa en las montañas hasta las tierras bajas donde estuvo su cuna. Darl lo relata todo con la claridad de una mente despierta. Cash construye en silencio el ataúd a golpes de azuela con la mirada de conformidad de su madre a través de la ventana. Dewey soporta en sus entrañas los frutos del pecado. Vernom confunde en sus tormentas imaginarias (los cero y el síndrome de Down) los árboles con pájaros calurosos, y el marido sólo piensa en encontrar a otra mujer y renovar su dentadura. Así transcurre la agonía de Addie, orgullosa de reunir a su familia en un viaje tétrico a los confines de los muertos con la contundencia de un martillo sobre una madera de pino.