Este libro estudia la constitución del circuito intelectual de Pedro de Castro, arzobispo de Granada y calificador de las reliquias del Sacromonte, a partir de su epistolario y de sus papeles privados. A través de este corpus, el estudio muestra que Pedro de Castro concibió la creación de un aparato crítico para los libros plúmbeos y emprendió una inacabada búsqueda de argumentos y razones para evaluar sus contenidos. A este efecto, el arzobispo consultó epistolarmente con numerosos anticuarios, gramáticos y traductores quienes respondieron a favor o en contra de los hallazgos de Granada con los criterios de las disciplinas que cultivaban. Estos intelectuales no solo se limitaron a la privacidad del epistolario, sino que incorporaron también sus posiciones sobre los hallazgos de Granada en sus propias obras y los convirtieron en el factor que impulsó una poderosa reflexión sobre el alcance de los métodos de sus respectivas disciplinas. La aparición de los libros plúmbeos devino así en un evento que renovó el estudio del pasado en la Andalucía de finales del siglo XVI.