lo que no puede ponerse en duda es su inusual habilidad para jugar, entendiendo el verbo en su plenitud expresiva: en la escritura monsivaisiana están cifrados todos los tonos posibles que la risa puede asumir: desde el humor negro y amargo hasta el más festivo y regocijante, pasando por la risa satírica, la paródica, la grotesca, la irónica. Es siempre un autor situado en el terreno de la ética, de ahí que su escritura esté orientada a la crítica para desmontar los falsos valores dominantes; nunca será la suya una escritura que agote su sentido y su finalidad en sí misma