El experimento político de la Guardia Colombiana comenzó con una guerra civil y se cerró con otra, y su parábola de 25 años entregó a los colombianos del siglo XX unas sólidas tradiciones liberales y republicanas que se mantienen hasta nuestros días. Experimento fallido, como lo fue la experiencia federal en muchos de sus aspectos, este legado político es uno de los activos que sirven de orientación política a las nuevas generaciones de nacionales. Al menos en cuanto hace a las fuerzas armadas, el proceso de nacionalización fue realizado con éxito en el seno de los colombianos. Esta producción del historiador Armando Martínez Garnica, nos permite comprender las rebeliones de jefes de ejércitos estatales, que comenzaron en 1884 por asuntos partidistas y electorales.
Fue la ocasión para que la Guardia se hiciera con el monopolio legítimo de la fuerza e iniciara los procesos de incorporación de los jefes leales y de los ejércitos de los estados a una Guardia que ya no lo era más que de nombre, pues en toda su documentación ya hablaba como Ejército Nacional.