Moisés, haciendo referencia a esto, dijo al pueblo en Deuteronomio 4.33: «¿Ha oído pueblo alguno la voz de Dios, hablando de en medio del fuego, como tú la has oído, sin perecer?» De la misma forma en nuestros días podremos oír la voz de Dios en medio del fuego del Espíritu a través de la oración.