La muy conocida obra Cuentos de invierno la conforman cuatro novelas de Ignacio Manuel Altamirano, escritas en momentos diferentes. Parecería que ese título evoca el ocaso de la vida amorosa, puesto que el hilo conductor que liga a estas cuatro novelas, no es otro que, precisamente, la aventura del amor.
En efecto, tanto el súbito e inesperado encuentro de Julián con Julia; el no menos casual contacto entre los jovencitos, personajes centrales de la novela Antonia; el increible y sorpresivo flechazo recibido por el heroe de la novela Beatriz, cuando prácticamente babeando conoce a la mamá de su compañero de clase; y, el relampagueante impacto recibido por el personaje central masculino en la novela Atenea cuando, por casualidad divisa a la por él tenida como diosa, son escenas comunes en las cuatro novelas. Otra característica común sería que las cuatro se refieren a sucesos ocurridos en el pasado –plática en el caso de Julia; recuerdo, en el de Antonia; reflexión, en el de Beatriz, y, un Diario, en el de Atenea–, lo que ha conllevado a no pocos historiadores de Ignacio Manuel Altamirano a deducir la existencia de algunos datos autobiográficos en estas cuatro novelas.
Sin embargo, y no obstante que como ya hemos apuntado, esta obra es una de las más conocidas de Ignacio Manuel Altamirano, en realidad cada novela constituye una obra independiente de las otras, puesto que salvo en el caso de Antonia y Beatriz, las cuales originalmente tuvieron el mismo título de Idilios y elegías, y el mismo subtítulo, Memorias de un imbécil, lo que da bases plenas para comprender que la intención de Ignacio Manuel Altamirano era ir publicando, como se acostumbraba en aquel entonces, por entregas, una serie de novelas o relatos conectados entre sí, no existe similar conexión con las otras dos novelas –Julia y Atenea–.
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