Si todos están callados, grita; si todos gritan, únete al coro, que no sobrará ni una voz, que no se perderá una palabra, como no se pierde una sola gota del agua que llueve sobre los sembrados. Ayuda, ayuda siempre. Dondequiera que estés, alto o bajo, poderoso o débil, rico o pobre, ilustrado o ignorante, siempre podrás hacer alguna cosa en favor de los que se mueren de hambre…”