Pedro Cunill muestra la transformación geohistórica de Latinoamérica a partir de la década de 1960: la incidencia de los cambios climáticos y estacionales en la desertificación y en la regulación hídrica; las múltiples catástrofes geográficas y físicas; la repercusión de la violencia política y de la sobreexplotación de recursos naturales en la población y la producción, así como en la circulación de bienes y en el espacio urbano.