Pero supongo que sigo siendo el mismo egoísta que he sido siempre. Por mucho que hable de juramentos y de honor, lo que realmente quiero hacer es ponerte contra esa pared y besarte hasta que te olvides de que has conocido siquiera el nombre de otro. Así que dime que me vaya, Alina. Porque no puedo darte un título, ni un ejército, ni ninguna de las cosas que necesitas.