Llegan a la comisaría central, uno de los edificios más odiados durante el régimen talibán. Aquí, en el Departamento de Promoción de la Virtud y de la Prevención del Vicio, conocido como Ministerio de la Moralidad, la policía religiosa tenía su sede central. Aquí llevaron a los hombres que lucían una barba demasiada corta, a las mujeres que habían caminado por la calle en compañía de hombres que no eran sus parientes, que habían caminado solas o que estaban maquilladas debajo de la burka.