Once son los relatos reunidos en este volumen bajo el título El hombre de lenguas. La escritura de Andrés Ehrenhaus se compone de relatos delirantes, imaginativos, lúdicos, absurdos, tan ciertamente inverosímiles que llegan a ser divertidos, de un humor a veces ingenuo, otras algo mordaz y que dejan traslucir un delicado-brutal aroma a humor negro. Pero eso no es todo, la provocación de sus textos no solo está dada por estas características, sino por el modo en que conjuga relato y escritura. En el territorio de Ehrenhaus no existe una manera correcta o buena de escribir; simplemente existe la necesidad de decir, de contar, de hacer literatura en todas sus posibilidades y su libertad. Aquí el único criterio válido es que todo es incorrecto, arbitrario, dudoso y refutable en la lengua, y más en la literaria; en este lugar no hay autoridades fiables.