Los cuentos de Hilda Figueroa son para lectores que gozan con los retos. Elaborados con una factura que podríamos nombrar artesanal, la autora pareciera escoger con suma precisión, en cada uno de los cuentos de este volumen, las palabras que emplea. Sus cuentos son bloques de mármol que a base de cincel, en este caso la pluma, dejan al descubierto barrocas narraciones llenas de intriga y suspenso.