Los primeros tres capítulos son mediocres intentos del autor por ensalzarse. Desea convencer tan fuertemente al lector de que es un aficionado humilde a la ciencia ficción con dotes de escritor que el producto final no es sino una oda desafinada y onanista. Es un texto sobrecargado donde el autor desea resaltar su genio atiborrando al lector con referencias.
Todo este libro no es sino una colección de referencias de la mente del autor donde se nos obliga a participar y a adorarlo. En una palabra, el autor está convencido de que le debemos, de que tenemos una obligación para con su genio. Un ciego al menos reconoce que no puede ver, por el contrario, un arrogante miope nos jura que puede ver todo.
Seguiré leyendo a la espera de que el autor saque su cabeza de su derrière y produzca algo más allá de sí mismo.