La cueva de Salamanca es una referencia obligada en el esoterismo español y aparece con frecuencia en las antologías de la literatura del barroco. En 1600 apareció en un clásico de la demonología española, el tratado De disquisitionum magicarum de Martín del Río.
La cueva era centro de peregrinación de los viajeros que visitaban Salamanca. Este entremés de Miguel de Cervantes Saavedra se inspiró en dicha historia. Sirvió de referencia a la obra homónima de Juan Ruiz de Alarcón (publicada en Linkgua ediciones) y a un poema de Walter Scott, entre otras obras.
Se cree que en la antigüedad La cueva de Salamanca fue lugar de culto de adoradores del Sol. El mito de la cueva está asociado a la figura del marqués don Enrique de Villena. La leyenda dice que este siendo inquilino del Diablo logró engañarle y huir de su influjo.
Entre la obra de Miguel de Cervantes son destacables sus entremeses, piezas de teatro menor que se representaban en los entreactos de las grandes comedias. Los temas de los entremeses suelen centrarse en el interés popular:
— el matrimonio,
— el honor,
— el dinero,
— el desengaño
— o el contraste entre ficción y realidad.En el caso de La cueva de Salamanca, publicado originalmente en 1615, el motivo es el del esposo burlado.
Leonarda, una dama rica, y Cristina, su criada, se disponen a disfrutar una velada con sus amantes (un barbero y un sacristán) ya que su señor Pancracio, marido de Leonarda, ha salido de viaje. Un estudiante pobre pide asilo durante esa noche y todos se disponen a disfrutar de un banquete cuando el marido regresa intempestivamente.
El estudiante logra persuadir al marido de que los dos hombres metidos en su casa son demonios que él conjuró para su diversión. A pesar de mostrar un adulterio, muy común en la temática de todo el teatro del Renacimiento, los temas son tratados con el pudor necesario para no ofender la moral del público.
«Entremos; que quiero averiguar si los diablos comen o no, con otras cien mil cosas que dellos cuentan; y, por Dios, que no han de salir de mi casa hasta que me dejen enseñado en la ciencia y ciencias que se enseñan en La Cueva de Salamanca.»