Un nuevo personaje irrumpe en el barrio de los irrepetibles señores Valéry y Henri. Siguen llegando nuevos habitantes a ese barrio que Gonçalo M. Tavares recomienda visitar cuando se atraviesa una fase de depresión, de tristeza o de melancolía. El señor Brecht, como los otros moradores, hace honor a su nombre: sus reflexiones, sus problemas y sus ocurrencias son netamente brechtianas. Un personaje inolvidable, firmemente convencido de que los sinsentidos contienen una lógica en sí mismos, de que son un absurdo lógico.