No obstante, incluso el cine de ciencia ficción tiene normas estrictas que definen sus límites, las cuales apelan a la coherencia de la película y ocasionan una autorregulación que, paradójicamente, permite a los creadores tener una mayor libertad para crear, teniendo en cuenta a qué lógica deben obedecer, y que lleva a una mayor verosimilitud (no realismo) de los relatos.