Las identidades, dialogan entre si, se encuentran y también se desencuentran. Este argumento recorre buena parte de este libro. Y por lo mismo, el tema de la construcción de la nación y sus derivados es evidente. Ser chilenos y chilenas, ser tarapaqueños, ser iquiqueños, resulta una cuestión que en la vida cotidiana nadie pone en duda. Pero siempre estará aquel que te recordará la siguiente afirmación: “Ser chileno un orgullo, ser iquiqueño un privilegio”. Estas identidades son especies de naipes que se barajan según la ocasión.