El sol, fuente de vida, alimenta a todos los seres vivos con su energía vital. Nos levantamos cuando sale, para afrontar un nuevo día, su energía es la nuestra y, a través del yoga matinal, podemos integrarnos en sus infinitas cualidades como su calidez e iluminación. El cuerpo y la respiración nos permiten experimentar la energía del sol matinal en la piel, los músculos y los huesos. Los antiguos yoguis afirmaban que la mañana era el momento más propicio para la práctica del yoga porque las personas eran más capaces de recibir plenamente el poder del sol y la naturaleza. Esta tradición, que se ha mantenido a lo largo de los siglos, ha fomentado la práctica matinal del yoga