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Guillermo Arriaga

Salvar el fuego

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  • Marcela Oseguerahas quoted5 days ago
    En el caudal rojo que emana de las entrañas femeninas flotan los cadáveres de aquellos que pudieron ser y ya no fueron. Emergen hebra por hebra durante cinco o seis días. Aunque tratan de asirse a quien pudo ser su madre, resbalan hacia el abismo de la nada. Con ellos van esperanzas y luz. Las mujeres cierran los ojos y adoloridas miran hacia adentro. Estupefactas, descubren en el fondo de sí mismas el pálpito de la vida. Sigue ahí, agazapada, esperando su momento. Es entonces que cada mujer comprende que el milagro de la existencia abreva de los ríos de su sangre»
  • Marcela Oseguerahas quoted5 days ago
    Nuestra identidad depende de los vínculos que creamos, sea con seres humanos o con mascotas. Somos con quienes nos relacionamos»,
  • Marcela Oseguerahas quoted6 days ago
    Cada día sin ella lo alejó más y más de sí mismo, como si su cuerpo solo fuera el caparazón de un ser que ahí ya no habitaba.
  • Marcela Oseguerahas quoted7 days ago
    Me hice consciente de cada minuto de mi menstruación.

    Texturas, cambios hormonales y de humor, aromas, espasmos, cólicos.

    Recién casada le propuse a Claudio tener relaciones sexuales durante la regla. Deseaba sentir su pene dentro de mi vagina sangrante y poco propicia para el embarazo, notar su eyaculación, imaginar el nado de los espermatozoides entre coágulos y contra el torrente adverso de mi útero.
  • Marcela Oseguerahas quoted8 days ago
    Mi cárcel

    Esta cárcel en la que estoy encerrado no es mi cárcel. Estas paredes, estos barrotes no son mi cárcel. Estos custodios ojetes, estas celdas atiborradas no son mi cárcel. Estos pases de lista, este uniforme no son mi cárcel. Estos patios oscuros, estos pasillos húmedos no son mi cárcel. Estas regaderas, esta bazofia de comida no son mi cárcel. Estos talleres de carpintería, estos excusados tapados de mierda no son mi cárcel. Este confinamiento solitario, estas madrizas con picana eléctrica no son mi cárcel. Mi cárcel está allá afuera, besando a otros, paseando con otros, cogiendo con otros. Mi cárcel come, respira, sueña sin mí.
  • Lalo Hdezhas quotedlast year
    «Las clases media y alta viven ahora tan protegidas, su existencia tan controlada, que carecen de cicatrices. Y a falta de cicatrices se tatúan. También por eso la ropa nueva que compran está rota y con desgaste simulado, como si hubiese sido usada por años en trabajos rudos. A estas generaciones les faltan heridas, calle, golpes».
  • Lalo Hdezhas quotedlast year
    Comprendí su necesidad de evidenciarle a su violador que ella había salido adelante, de exhibir templanza. Restregarle que mientras él se pudría en su celda, ella era libre y capaz de desnudarse frente a quien se le pegara su gana.
  • Lalo Hdezhas quotedlast year
    «Sí, pero no soy pendejo. Una cosa es ir a irritar burguesitos que se dan aires de importancia y otra meterte en una jaula con asesinos».
  • Lalo Hdezhas quotedlast year
    Para lograrlo necesitaba rebasar los límites, empujar a mis bailarines no al extremo del trabajo físico, sino a los bordes de sus abismos emocionales. Incitar, forzar. Héctor sabía que con el arte no se transige. Que es necesario ser un hijo de puta para alcanzar las cuotas más altas. Que el arte no es un concurso de simpatía, sino de resultados. No retroceder, no retractarse, no ceder.
  • Lalo Hdezhas quotedlast year
    Tu madre tenía ocho años cuando su madre desapareció y al día siguiente acompañó a su padre y a sus hermanos a buscarla al monte. La hallaron cuatro días después con los ojos ya comidos por las hormigas, inflada y apestosa, con la boca abierta en el esfuerzo de una bocanada final.
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