Parece ser, pues, que compuso desde la edad más tierna gran cantidad de versos, latinos unos y franceses otros; en esos versos, que pueden consultarse, no aconteció el milagro: son obra de un niño de provincias con buenas dotes, cuya ira no ha dado aún con su cadencia personal y consustancial podría decirse, esa cadencia exacta que permite que la ira se convierta en caridad sin mella alguna, en ira y