Ahora, apliquemos la teoría de Ricardo a las cafeterías. Así como las mejores tierras impondrán altos costes de arrendamiento si producen cereales valiosos, las ubicaciones privilegiadas para cafeterías impondrán alquileres elevados sólo si sus clientes están dispuestos a pagar precios altos por el café. Los clientes de la hora punta están tan desesperados por ingerir cafeína, y están tan apurados, que prácticamente no les importa el precio. Es su disposición a pagar precios altos por un oportuno café la que determina que el alquiler sea elevado, y no a la inversa.