En seis décadas de existencia, el peronismo ha virado a la centroizquierda, a la centroderecha y a la derecha, ha cobijado a los Montoneros y a la Triple A, ha sido un férreo defensor del Estado de bienestar y también lo ha desmontado. Al cabo de este devenir, y sin excluir nuevas mutaciones en el futuro, sobresale una pregunta: ¿qué es finalmente el peronismo? ¿Qué ha sucedido con la política argentina desde su aparición? Pocos libros han logrado dar una respuesta tan clara, vigente y definitiva a este interrogante como Los cuatro peronismos, de Alejandro Horowicz.
En la historia política de la Argentina no hay hecho más trascendente que la aparición y transformación del peronismo. Desde el 17 de octubre de 1945 hasta la actualidad ha gravitado, y no pocas veces ha pautado, los acontecimientos del país. En su primera década en el poder, hasta 1955, incorporó a la vida política activa a grandes masas obreras, y redefinió el lugar, e incluso el idearlo, de los partidos entonces dominantes. Después de la llamada Revolución Libertadora, y hasta 1973, proscrito y con Perón, en el exilio, fue a menudo el árbitro y la baza que inclinaba la balanza de los gobiernos civiles y militares. Desde 1973 hasta 1976, con las presidencias de Cámpora, Perón y al final Isabel Perón, gobernó en medio de las mayores expectativas y fue el campo de batalla donde se midieron la izquierda y la derecha peronista. Y a la vez descubrió que sus clásicas recetas económicas no eran viables en un país que había virado radicalmente.