En Inglaterra, a fines del siglo XIX, tras la misteriosa desaparición de su padre, Mary empieza a recibir valiosas perlas de un remitente desconocido. Después de un prolongado silencio, el generoso personaje da señales de vida y le pide que se reúna con él. La joven pide ayuda a Sherlock Holmes para que la acompañe. El desconocido resulta ser Thaddeus Sholto, hijo de un buen amigo del padre de Mary. Thaddeus y su hermano han estado buscando, durante seis años, un gran tesoro que su padre escondió antes de morir. Por fin, tras un gran esfuerzo, han encontrado el tesoro, que, siguiendo las voluntades de su padre, deben compartir con la muchacha. Cuando llegan a la residencia de los Sholto, se abre un gran misterio que tocará descifrar a nuestros protagonistas.
“El signo de los cuatro” es una de las dos narraciones con que Doyle se lanza al género policiaco y presenta en público a su personaje más célebre. Además del interesante caso detectivesco que plantea, esta novela abre al lector a la mente del detective de Baker Street y de sus colaboradores. En “El signo de los cuatro” empieza a tener vida propia uno de los personajes más célebres de la literatura universal.