En este libro los autores estudian los barrios desde su propia especificidad, sin dejar de lado la visión de que no son zonas con asuntos y trayectorias autónomas, sino que forman parte de un todo. Refieren que la historiografía histórica de Toluca, Oaxaca, Guadalajara, Aguascalientes, el estado de Michoacán o la capital mexicana es abundante y su pasado ha sido abordado desde su fundación hasta su demografía, pasando por sus redes comerciales, sociales, fisonómicas, etcétera.
Aseguran que los barrios han sido poco tratados como un asunto histórico en sí mismo. No obstante que de ellos se derivan aspectos relevantes para comprender la matriz de las ciudades mexicanas. Para construir las diferencias o continuidades entre los indígenas coloniales, los de la modernización porfirista o los integrados a las colonias populares y a las periferias urbanas en el siglo XX, los autores tomaron como eje el proceso iniciado con el poblamiento colonial y la separación entre ciudades para españoles y pueblos de indios.