Desde hacía meses el país había cobrado las facturas de esta revolución y estaba en ruinas. Muchas ciudades otrora vigorosas y activas, lucían fantasmales la mayor parte del tiempo; avenidas desiertas, comercios cerrados y saqueados, sin electricidad ni transporte, apenas de vez en vez, algún alma con urgencia de salir cruzaba las calles a velocidad para