Es el propio Barbey d’Aurevilly quien se convierte en narrador del «más bello amor de don Juan», de uno de los avatares de esta figura que nacida en El burlador de Sevilla, atribuido a Tirso de Molina, y recreado por los italianos de la commedia dell’arte, dará como fruto el Don Juan, de Molière, un personaje ya blasfemo que seduce mujeres más como forma de enfrentarse a los cielos que por afán amatorio.