Tras estas palabras, todo el mundo lo adivinará, se lo representará según las ideas particulares de cada país. Pero ¿quién se figurará su rostro blanco, arrugado, rojo en sus extremidades, y su barba larga? ¿Quién verá su corbata amarillenta en forma de cuerda, su cuello de camisa grasiento, su sombrero raído, su levita verdosa, su pantalón lamentable, su chaleco acartonado, su alfiler de corbata de oro falso, sus zapatos embarrados, cuyos cordones habían chapoteado en el fango?