Este texto totalmente inédito de Henry Corbin aborda la relación entre Jung y el pensamiento budista, y el papel del psicólogo suizo en el llamamiento a «devenir uno mismo».
Alrededor de una mesa en Ascona, se producía todos los años «un milagro del Espíritu». Las personas más solitarias e individualistas del mundo se reunían en el círculo Eranos para presentar sus investigaciones. Del encuentro entre Carl Gustav Jung, «el psicólogo que osó hablar del alma», y Henry Corbin, el filósofo que restituyó las potencias de la imaginación, resultaron una serie de testimonios imprevisibles que se recogen por primera vez en este volumen.
Los textos que Corbin dedicó a la obra de Jung desvelan la imagen olvidada de Sophia, el arquetipo femenino que se encuentra en los Salmos más antiguos y que fue la compañera del creador, su alegría cotidiana cuando este asentaba los cimientos del mundo. El reino de Sophia, aquel mundo en el que el amor precede a todo conocimiento y el sentido de la muerte no es más que la nostalgia de la resurrección, ha quedado enterrado y solo podrá ser restaurado con la ayuda de una arqueología que se adentre en los estratos más profundos del alma.
Henry Corbin ofrece aquí una invitación a recomponer los fragmentos dispersos de un Antiguo Testamento sophiánico, una teología que «no se aprende ni en los manuales ni gracias a la crítica histórica de los textos, sino en la noche y en el sufrimiento del alma, en la más alta lucha librada dentro de nosotros mismos sin compromiso, ni cobardía, ni abdicación».