Tenemos tres años y vamos a entrar por la puerta del cole el primer día de clase. Es la propuesta que nos hace la autora para poner de manifiesto que las personas pequeñas no tienen prejuicios ni ideas preconcebidas; su mochila no carga con ese peso. Si nos creemos que otra educación es posible, tal vez tengamos que buscar puntos de fuga. Es lo que plantea este libro a través de las pedagogías queer, entendidas como una forma abierta, afectiva, extraña, curiosa y demoledora de buscar formas de huir de la educación formal y de poder crear lugares de aprendizaje que nos hagan reflexionar sobre nuestro lugar en el mundo, que nos permitan ser. ¿Comenzamos provocando desde las prácticas educativas? ¿Nos arriesgamos a hacer otra educación?