Harriet, para mí hay una norma general que es la siguiente: si una mujer duda si debe aceptar o no a un hombre, lo evidente es que debería rechazarle. Si puede llegar a dudar de decir «Sí», debería decir «No», sin pensárselo más. El matrimonio no es un estado en el que se pueda entrar tranquilamente con sentimientos vacilantes, sin tener una plena seguridad.