La puntuación es un sistema de convenciones que otorga mayor precisión y profundidad a las letras y palabras, dotándolas de color y emoción, tono y ritmo. De hecho, tiene consecuencias aún más drásticas: los signos de puntuación no son únicamente una parte importante de nuestro código idiomático, sino que se transformaron nada menos que en una de las fuerzas impulsoras en el desarrollo de toda nuestra civilización occidental.
Escribimos mejor, más rápido y con mayor eficacia si usamos los signos de puntuación de forma consciente, coherente y de manera más o menos acorde a las convenciones establecidas por nuestra sociedad. Escribir es comunicar y, como tantas otras, la palabra «comunicación» tiene su origen en el latín: comunicare. La etimología del término tiene que ver con comunidad, comprensión y conexiones.