Mitoterapia. El poder curativo de los mitos

Se cansó Zeus de insuflar el hálito vital a todos los seres que pueblan la tierra y, por tomarse un descanso, confió a Prometeo, hijo del titán Jápeto y la oceánida Clímene, la tarea de distribuir entre ellos las diversas cualidades. Zeus le entregó un pesado saco que contenía todo los que los seres creados pudieran necesitar para sobrevivir y le dijo:

—Eres sabio y prudente, por eso te confío esta misión tan importante. De ti dependerá el equilibrio de la vida sobre la tierra.

Zeus se acostó, agotado, Prometeo cargó con el saco y bajó a la tierra.

los griegos lo llamaban epimeleia, una bella palabra que Hegel tradujo como «ternura por las cosas». Trata las cosas con ternura, cuida a la naturaleza y a los demás, antes de que se los engulla Cronos

La literatura clásica de autoayuda te decía que, ante todo, te cuides tú: «¡Cuídate! ¡Cuídate mucho! Como si fueras la única persona que hay que cuidar». Pero la mitoterapia te dice que debes cuidarte para poder cuidar a los demás: esa es la misión que te ha encomendado el Tiempo. ¡Claro que te tienes que cuidar! Instinto biológico obliga. Pero tienes que obedecer también al instinto divino que la diosa Cura insertó en tu ser

Quién es la diosa Cura? La diosa Cura eres tú. Como ser humano te corresponde cuidar de otros seres humanos: de tus hijos, de tu pareja, de tus padres, de tus alumnos, de tus clientes, de tus amigos, de tus vecinos, del que se cruza en tu camino

En cierta ocasión, Cura pasaba cerca de un río y, al ver la arcilla húmeda, tomó un poco y empezó a moldear una figura humana. Le agradó tanto aquel moldeado que acababa de formar que pidió a Zeus que le soplara el espíritu y le diera vida. Así lo hizo Zeus y de pronto aquel trozo de

Cura es, en la mitología romana, hermana de Gea, la Tierra. Representa la personificación del cuidado, la atención, la preocupación por los demás. Está siempre solícita a ayudarnos, a velar por nuestra salud. Es nuestra custodia y la diosa que cuida la naturaleza. Así nos lo cuenta Higinio en su Fábulas mitológicas (220)

Si no te apoyas bien en el suelo te puede pasar como a Anteón: bracearás inútilmente, darás golpes al aire y al final te quedarás sin fuerzas

Cuanto mejor asentados tengas los pies sobre el suelo, más posibilidades tienes de ser feliz. Fíjate que, si agitas el aire, las pompas de jabón enseguida revolotean y, a menudo, desaparecen. Vivir con los pies en el suelo significa no ser ilusos, sino afrontar los problemas con objetividad. Que tengas sueños, ilusiones, deseos, proyectos es necesario para que impulses con optimismo tu vida, pero esos sueños, esas ilusiones, esos deseos, esos proyectos necesitan un punto de apoyo para que no se queden en meros sueños, ilusiones, deseos y proyectos por falta de un soporte sólido

Todos los púgiles conocían el mítico combate entre Heracles y Anteo y sabían que uno cobra ventaja si mantiene los pies en el suelo, mientras que, si no toca tierra, pierde impulso y fuerza

Para recuperar todo eso, para engañar al tiempo, debes aprender a aburrirte y a convertir el tedio en creatividad. Inténtalo, no seas una persona aburrida, porque solo los aburridos se aburren