¿Es una contradicción hablar de tecnologías y de bien común?
En los tiempos que corren, la tecnología parece servir exclusivamente a la propiedad privada o pública, pero no al común. Los dispositivos técnicos que vieron establecer el mundo del productivismo no fueron fabricados para favorecer a las mayorías, sino para perfeccionar los modelos y la capacidad de producción.
Sin embargo, desde el surgimiento de las tecnologías digitales algún eslabón de la cadena de producción parece haberse roto, o cuando menos, ha provocado un corrimiento en los modos de producción que están haciendo variar al conjunto de nuestra relación con el trabajo, con la naturaleza, con el tiempo y con el espacio. Todo parece entrar en la esfera de lo digital para ser deglutido y luego devuelto con otra forma, otro sabor.
Las tecnologías no son neutras, trabajan a conciencia para quien las utiliza, de allí que su prestancia y poder sean enormes y, por eso mismo, es una tarea necesaria intentar delinear los procesos sociales, las configuraciones creativas o destructivas a que nos someten.
Como apunta Josep M. Català en el prólogo: «La respuesta la tiene el lector a la vista, pero dado el rumbo de los acontecimientos, para poder afrontar debidamente la fenomenología de lo que de forma impúdica se denomina nueva realidad, es necesario leer este libro».