En las afueras de un pueblo sin nombre, donde el invierno ha durado más de quince años, una casa se alza, solitaria, en el páramo. La habitan dos hermanos: una joven bailarina, acostumbrada a soportar los sacrificios de la carne, y un muchacho que intenta educar a los niños, pese a la prohibición del gobierno autoritario. Rechazados por la gente del pueblo, que teme a las fuerzas de la naturaleza que vagan por el páramo, deben enfrentarse al frío, al hambre y al recelo.
La existencia de la bailarina se verá trastocada primero por la llegada de un amigo de su hermano, y luego por una herida que le provocará el jefe de los oficiales del Partido, poniendo en juego su rol en una versión única de El lago de los cisnes.
Por miedo a perder el papel protagónico, la joven forzará a su cuerpo a soportar dolores extremos, pero al hacerlo, la herida de su carne cobrará forma en su interior hasta transformarse en un segundo cuerpo indomable.
Mientras lucha contra la criatura salvaje que la habita, en el pueblo se gesta una rebelión para terminar con el poderío de la iglesia, que ha puesto el discurso del miedo al servicio de erradicar los últimos vestigios de las antiguas leyendas.